Para los Medios del sistema monopólico, el tema de la semana es la
carrera sucesoria de Cristina; para los otros: las revolucionarias reformas
legislativas y la unanimidad política a la hora de votarlas.
El quiebre entre la realidad virtual y la vida comienza a ser cada vez
más pronunciado.
La agenda de la gente, seguramente, incorporará temas de un lado y
de otro pero terminarán pesando los que resulten más próximos a sus propias
vivencias. El debate y aprobación de leyes que promueven un mejor
vivir y un morir en paz, está sin duda más cerca de la gente que la
manipulación que plantea el mercado preocupado en aniquilar todo lo que
el gobierno trabaja en la onda de sintonía fina.
Esta semana los Medios del Mercado, en su afán de no perder poder
sumaron incredulidad; no hay lector que soporte (sin enfermarse)
llegar al final de un párrafo con una conclusión diferente al enunciado
inicial.
En la lógica binaria que manejan, al mismo tiempo arman colectivos
humano-políticos con Biolcatti, Moyano, Scioli, Macri, Caló, Massa
mientras que por otro lado unifican a La Cámpora, Mariotto, Andrés
Rodríguez y Viviani obedeciendo a pie juntillas lo que maquiavélicamene
propondría una presidenta aislada y sin contacto con la realidad. Se olvidan
que la realidad es bien compleja y que cuanto más se diversifica el hacer
político de Cristina Fernández y su gobierno se reduce el impacto de la
interpretación mediática.
Las provocaciones fascistoides de Biolcatti se reconvierten en el relato
oficial del mercado. Y con una pretendida épica se presenta a un
líder campesino al que una horda de jóvenes (¡¿forzudos?!) le impide el
ingreso al Palacio de Invierno. Muy bizarro.
El ritmo de la noticia, promovido desde la usina de medios del Mercado,
resulta imposible de seguir y cuesta encontrarle la lógica. La línea se pierde
mientras Amado Boudou sigue cerrando votaciones con aplausos masivos frente a
senadores que, acercándose a una agenda con la que ganan votaciones y respeto,
se alejan de otra que los emparenta con el Grupo Clarín y la defensa de la
ignota Boldt; mientras Ciccone ya comienza a imprimir lo que el Estado
necesita.
Las Leyes no cambian la relación de fuerzas pero empoderan a quienes
están dirigidas. Eso está sucediendo por estos días con la Ley de Medios.
A través de Alfredo Sccocimarro, secretario de Comunicación, la
Coalición por una Radiodifusión Democrática unificando sus posiciones
presentó una serie de propuestas destinadas a la efectiva aplicación de la
26.522.
La Ley de Medios es bien compleja. Si bien va por la
desmonopolización y en ese punto tiene algunas herramientas frenadas en
la Corte Suprema de Justicia, existen otras acciones que requieren coordinación
entre Estado y sociedad civil y voluntad política mutua para aplicarse.
La desmonopolización demandó una legislación acorde pero también y
fundamentalmente exige organización y unificación de personería por
parte del archipiélago de representaciones que la enfrentan. El lugar que deja
el monopolio debe ser cubierto por la multiplicidad de voces y empresas en
construcción. La Ley de Medios legalizó (no más) el espacio del 33 por
ciento para las microempresas, las cooperativas, los sindicatos, los pueblos
originarios.
Pero no se puede enfrentar a los Grupos sin organizar lo diverso y esto
siempre lleva tiempo. En ese punto está la Ley de Medios. Con un trabajo
intersectorial, transdisciplinario y en un ámbito de pluralidad el llamado
“chiquitaje” que ganó en legalidad se pone en condiciones de ayudar a aplicar
la Ley.
Abandonando la actitud peticionante, convirtiendo su militancia en
acción concreta con propuestas propositivas, la Coalición puede
inyectarle a la democratización de los Medios el insumo que estaba faltando.
Néstor Piccone
14/05/2012
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