viernes, 20 de septiembre de 2013

domingo 15 de setiembre de 2013 CRISTINA EN ZAPATILLAS



La Semana por Néstor Piccone

Los primeros 30 años de su vida padeció el devenir pendular con que  los militares, en nombre del Poder Real, sometían a los argentinos.
De la cultura juvenil de esos años supo del desprecio por la partidocracia liberal, Las opciones político-militares, en las que no abrevó, hablaban de una toma del poder que aparecía como posible entrando a las casa de gobierno, con el fuerza que salía de la boca del fusil.
 Con esa experiencia de vaivenes democráticos enfrentados a cada vez más brutales dictaduras; valorando el rol militante se dio a la tarea de acumular poder desde los puestos ejecutivos y legislativos acunada en el peronismo patagónico. Como nadie en la Argentina logró una alianza estratégica para construir poder desde la pareja conyugal.
Ambos sabían que el poder no estaba en el fuego de las metralletas ni tampoco en  las oficinas de las casas de gobierno ni en el Parlamento. Detectaron que el poder económico se había concentrado  y que junto a los Medios eran el poder real.
Desde el 83, o sea cuando comenzaba su tercera década de vida, junto a  él optó por el camino de ocupar espacios respetando  las reglas democráticas y la construcción de poder político. Gobernaron Santa Cruz y se metieron en la interna del PJ nacional para disputar una línea política que recogía lo mejor de la juventud de los 70. Siempre denunciaron a la dictadura y leyeron correctamente que los grupos económicos se habían transnacionalizado y por eso  se dieron al trabajo de garantizar la unidad latinoamericana.
Accedieron a los puestos de gobierno con esas certezas.
Cuando en el 2007 desde el lecho matrimonial decidieron que la candidatura a presidenta sería para ella, con ese sólo hecho, se pusieron a todo el establishment en contra.
Tras la debacle del 2001, prohijada por el menemismo y la Alianza, en ese tiempo  en  el que el poder real dejó de tener liderazgo político, los dos -con una alta dosis de audacia y valentía- pegaron el salto a la presidencia. Desde allí se dieron a la tarea de gobernar, tarea que ningún  presidente (desde el 83) se había atrevido a sostener a fondo. Gobernaron transgrediendo los mandatos de los grupos de poder, sabiendo que, a la larga, ellos intentarían  recuperar el poder político perdido a través del mejor Capriles o Piñera que pudieran construir.
Desde esa carrera contra el tiempo le devolvieron a la política la preeminencia  sobre la economía, le imprimieron a la juventud una épica que parecía perdida. Causas concurrentes los distanciaron de algunos resistentes de los 90.Gobernaron por sobre la partidocracia. Eligieron a Clarín como el enemigo principal y cambiaron las reglas del juego económicas sin poder trastocar las estructuras monopólicas instauradas bajo el desguace noventista. El domingo 29 de octubre de 2006, en la provincia de Misiones, perdieron la posibilidad de reelección y esa derrota cultural se consolidó  en las PASO de 2013.
El 27 de octubre de 2010 él dio la vida por el Proyecto y la dejó sola frente al desafío de una continuidad política necesaria. Ningún otro político/a de su camada y con esa ideología forjada cuando ella tenía 20 años está en condiciones de acceder al gobierno en 2015 y eso produce pavura en quienes soñamos con seguir recuperando ideas, causas, Estado Nacional  y sueños de Patria Grande.
Los candidatos que hoy se promueven con más fuerza: Sergio Massa y Daniel Scioli, fueron concebidos y criados por el eficientismo de la gobernabilidad liberal y no por la ideología de transgredir  las reglas de las corporaciones.
Ni Scioli, ni Massa estuvieron en Ezeiza, cuando hace 40 años, la canalla impidió el encuentro de Perón con su pueblo. No corrieron en zapatillas, como sí lo hizo ella, para preservarse de la masacre.
Cuando Néstor Kirchner tuvo que aclarar sus diferencias con Eduardo Duhalde,  sin chicanas y alta dosis de realismo dijo que el problema estaba en el conservadurismo. Duhalde era un conservador y nunca se hubiera atrevido a gobernar como lo hicieron y lo hacen Néstor y Cristina.
 15/09/2013

domingo, 8 de septiembre de 2013

SE PUEDE VENCER LA DERROTA



Por Néstor Piccone.

Norberto Galasso, en un balance de las elecciones publicado esta semana por la Agencia Paco Urondo, realizó un exhaustivo repaso del Frente para la Victoria en las PASO.
El balance no descuida la evolución histórica del movimiento nacional y haciendo eje en el peronismo desarrolla las condiciones que entronizaron al kirchnerismo como referencia insustituible de la actual etapa.
 Galasso precisa que se bajó del 30 por ciento de apoyo a un escaso 26 por ciento en todo el país. Y que ante la ausencia de un  movimiento obrero unido y organizado la base de sustentación pasó a ser el movimiento juvenil. Con estos datos incontrastables sobre la mesa es que hay que realizar los planteos que nos permitan recuperar un mayor consenso en octubre, de cara a las presidenciales de 2015.
Simón Bolívar planteaba que en las derrotas se aprende el arte de vencer.
El neoliberalismo y el aparato tecno-económico-mediático  (que lo sostiene a escala planetaria)  son el enemigo; los “titulares” como dìría Cristina o el Círculo Rojo como lo define Mauricio Macri. En el G20 de San Petersburgo, Cristina se cruzó con algunos de los voceros de los “titulares.” Los políticos en general, incluyendo a Barack Obama, ofician como gerentes de los Grandes Grupos Económicos Transnacionales que son los que siguen concentrando poderío económico. Las corporaciones  desde los años 90 vienen posicionando por sobre los Estado-Nación.
La dictadura y la década perdida de los ´90 dejaron establecidas las condiciones de posibilidad para los gobernantes que los sucedieron. Si alguno intentara gobernar con autonomía del Poder Real (como lo viene haciendo el kirchnerismo)  debería resolver dos cuestiones: desmonopolizar por un lado y por otro unir la multiplicidad de fragmentos en el que permanece el Estado y la Sociedad en su conjunto, luego de las dictaduras militares de los ’70 y el desguace noventista.
El Frente para la Victoria es la herramienta electoral de la etapa, como para Perón lo fue el PJ. Pero ya en los años 70, Juan Perón planteó la necesidad de enfrentar al enemigo real con un Frente Nacional más amplio. Un frente que por entonces alcanzara al sindicalismo, la burguesía nacional, las capas medias y el movimiento juvenil, incluyendo a las “formaciones especiales,”  esas que vanamente decidió desarmar.
El gobierno no es el Estado y el Estado no es el movimiento nacional. Con una audaz articulación  de liderazgo, gestión y participación se pudo  sostener por una década esta tremenda lucha.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es un ejemplo que sirve para sintetizar el planteo que vive dentro de la construcción social que le dio encarnadura  y como contraparte la demora en su aplicación.
 El dispositivo tecno económico mediático  es el que ha impedido la desmonopolización, pero  la falta de continuidad en la alianza que construyó la Ley: sociedad civil, universidad, gobierno y Estado limitó los avances que se requieren para la consolidación de un nuevo modelo de comunicación para la Argentina.
Ningún funcionario, per se, está en condiciones de poner en vigencia la Ley de SCA; la Ley sólo se puede aplicar con participación de los actores que le dieron origen: universidades, cooperativas, organizaciones sociales, sindicales, de pueblos originarios, radiodifusores y productores de contenidos audiovisuales comunitarios y micro y pequeñas empresas de arraigo local. Todos coordinados por una política pública de comunicación.
Para ganar las elecciones como para aplicar la Ley de SCA es fundamental articular Gobierno con Estado y desde allí empoderar a las organizaciones de la sociedad civil.  No se ganan las elecciones ni se aplica la Ley adaptándose a la agenda del enemigo. Hay que reconocer la fragmentación en la que se encuentra el Estado (nacional, provincial y municipal) y la sociedad civil y sus organizaciones políticas, sindicales, sociales, de etnias y expresiones de la diversidad (sexual, comunicacional, económica), para desde ese reconocimiento buscar la Unidad y la articulación.
Las leyes son un primer paso reparador, ahora viene el empoderamiento y este se logra con participación y distribución de saberes y recursos económicos. Para que el liderazgo de Cristina trascienda el 2015 la herramienta electoral debe operar como catalizador de un movimiento nacional que supere los límites de la construcción actual.

Néstor Piccone. Psicólogo, periodista. Militante de la Comunicación.
8/ 09/ 2013

lunes, 2 de septiembre de 2013

TRIUNFO POPULAR EN PLAZA LAVALLE




La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual demostró nuevamente ser una causa nacional.
El miércoles 28 de agosto en los Tribunales de Plaza Lavalle, la gente respondió una vez más a una convocatoria amplia, intersectorial y unitaria. Y le cambió el clima de derrota que el campo popular kirchnerista sintió desde las PASO.
El 17 de agosto la Coalición por una Comunicación Democrática había lanzado una convocatoria abierta. El martes siguiente el AFSCA sumó la decisión del Estado Nacional de convocar en forma conjunta mientras día a día se engrosaba la lista de organizaciones sindicales, sociales, de derechos humanos, de radiodifusores y productores de contenidos audiovisuales de los pueblos originarios, del cooperativismo, comunitarios y de micro y pequeñas empresas de arraigo local.
Por otro lado la Corte Suprema de Justicia con su  llamado  a Audiencia Pública posibilitó finalmente observar la obscena actuación  con la que un grupo de abogados contratados por Clarín intentó reducir a un puñado de militantes de la comunicación que alcanzaron los estrados del palacio. La pasión no se compra.
Los públicos ya habían ganado la primera pulseada cuando la Corte tuvo que retractarse y admitir  la presencia en el púlpito supremo de la Defensoría que preside Cynthia Ottaviano.
Lorenzetti y los demás cortesanos, en una lectura apresurada, habían definido que la Defensoría del Público no podía participar porque es un organismo estatal. De haberse impuesto ese criterio la CSJ habría derogado de hecho parte del art. 19 de la Ley y demostrado que como tantos opinólogos, periodistas, o funcionarios de distinto pelaje (incluyendo gobernadores) nunca leyeron la Ley.
Mientras en la calle la gente seguía la audiencia reprobando a los Amicus de Clarín y  aplaudía a los amigos del pueblo, en el palacio: el Perro Horacio Verbitsky y Damián Loretti como CELS, representaban también a la Coalición por una Comunicación Democrática. El cooperativismo lo hizo a través de Miguel Rodriguez Villafañe.
Hace más de 4 años: 146 diputados, 44 senadores, una presidenta de la Nación con el 54 por ciento de los votos, debatieron y promulgaron la Ley luego de escuchar la voz de un pueblo entero. Hoy sólo falta que 7 argentinos adopten la decisión final y de una vez por todas se defina que un monopolio no puede más que la unidad del campo popular.
 La reforma política más importante de los últimos diez años está escrita en la letra de esta Ley. Si  luego de cuatro años se pueden movilizar miles de personas es que detrás del texto legal se consolidó una causa nacional.
Para aquellos que creen que la no reelección de Cristina Fernández es un fin de época y que sobre ese ciclo terminado postulan que les será posible derogar los avances culturales, la gente y la Ley le dicen que no se apresuren.
Hay cuestiones inderogables y en la unidad del campo popular está la seguridad de un futuro que nunca será igual al peor pasado. Los avances que no están atados sólo a la prosperidad económica, serán la base sobre la que se tendrá que parar -cualquiera fuere- el presidente/a que alcance la Rosada en el año 2015.
Quinientas personas en Villa María, convocadas por el Programa Universitario de Comunicación Audiovisual (PUCARA) al día siguiente de la movilización a Tribunales, ratificaron el compromiso con  la aplicación de la Ley, avanzando con un programa de acción que  promueve  y define la sostenibilidad de un nuevo sistema de Medios.
Clarín dejó en claro que sin monopolio el actual sistema de Medios no es sustentable, las voces múltiples que se postulan para crear una comunicación  más democrática están convencidas que la misma no es posible sin la articulación de la sociedad civil con las universidades  y el Estado.
La Ley ganó la segunda batalla de Tribunales; la Corte Suprema, que asentó su prestigio con fallos históricos a favor de los derechos humanos, tiene la gran posibilidad de seguir en esa línea y con la futura acordada por la Ley de SCA ratificar ese status para la Comunicación.

Néstor Piccone.(Foto, con Mariotto y Sabbatella).
2/09/2013.

domingo, 1 de septiembre de 2013

LA BATALLA DE TRIBUNALES

Se avanza inexorablemente hacia las elecciones legislativas del 27 de octubre y en el camino, mientras algunos lamen sus heridas y otros se prueban trajes que no sabrán si finalmente podrán estrenar, la Corte Suprema de Justicia se postula para ocupar el centro de la escena.
Como nunca antes hay un poder que aparece jugando fuertemente con definiciones políticas que trascienden el rol judicial tras el que habitualmente se ocultaron.
El gran triunfo de Héctor Magnetto está en haber reconstituído desde el Monopolio Mediático el frente electoral, que en el 2011 le fue esquivo. Porque Cristina Fernández de Kirchner obtuvo el 54 por ciento  teniendo la agenda mediática en contra.
Magnetto vuelve a gobernar avanzando sobre los poderes del Estado. Ya lo había hecho con gran parte de los partidos políticos y ahora lo hace con la corporación judicial y su máxima expresión: la Corte Suprema de Justicia.
¿Porqué es tan difícil esta pelea? ¿Porqué la agenda mediática se impone a la política?
Las reglas del hacer mediático son diferentes a las reglas de la política. En un mundo ganado por las tecnologías informáticas no debería extrañar que los Medios se impongan al hacer político, sindical, cultural y hasta económico.
En las guerras se prueban las nuevas tecnologías y, así como se pasó del garrote a la espada y de esta a los cañones, no todos llegan al mismo tiempo a manejar las mismas armas, y quienes las fabrican son los que en principio mejor las manipulan. Los drones, aviones no tripulados, son un arma de avanzada que muy pocos tienen en su poder.
En la batalla ideológica, esa que no se gana sólo con el poderío bélico, hoy se imponen aquellos que tuvieron la capacidad de unir tecnología, con recursos económicos, alianzas internacionales y capital simbólico. En la Argentina el máximo exponente es el Grupo Clarín, que dirige Héctor Magnetto. Tiene la ventaja del mando unificado de distintas herramientas comunicacionales y de la dependencia de muchos sectores que para existir necesitan aparecer en los Medios y la concentración del Grupo se los propone y facilita.
El kirchnerismo, el primer gobierno de la democracia que se atrevió a gobernar por sobre los mandatos de los Grandes Grupos Concentrados hoy padece una ofensiva en la que se unen los fondos buitre y parte del gobierno de EEUU, con la aerolínea privada chilena LAN,  los integrantes de las fuerzas armadas condenados por lesa humanidad en alianza con sectores del Servicio Penitenciario que liberan presos y algunos políticos que como globo de ensayo postulan a voz en cuello la defensa de represores y torturadores. Mientras se quiere utilizar la parcial derrota electoral como trampolín para imponer el modelo económico de los años 90, volviendo a proponer acuerdos a la baja con el FMI.
La prensa organiza, decía Vladimir Ilich Lenin y quien  mejor expresa ese mandato  - en la  Argentina-  es Héctor Magnetto.
El kirchnerismo sin prensa propia (los medios estatales son del Estado, los privados de la ideología del mercado) sin  poderaplicar la Ley de Medios en su totalidad está en desventaja frente a los drones mediáticos y la organización del frente opositor, que no está sólo en los Partidos Políticos ni en algunos de los que asistieron a la convocatoria de la presidenta en Río Gallegos.
Clarín expondrá esta semana en la Corte Suprema de Justicia sus argumentos, los que, si no hay censura, podremos seguir por televisión y debatiendo en la calle.
Muchos se preguntan ¿  Es sostenible un nuevo sistema de medios en la Argentina? Una respuesta está en el manejo de la Caja que dejan los millones de argentinos abonados al sistema del cable. El cable es rentable y con el monopolio del cable, Clarín sostiene todo el Grupo.
Por eso el miedo que Magnetto tenía hacia el 7D era que el gobierno expropiara el cable. Magnetto también cree la mentira que construye. 
Plata para financiar el nuevo sistema de Medios hay, la pone el pueblo para ver televisión. Esos fondos en lugar de ir a las arcas del monopolio podrían ir a los canales y radios de los pueblos originarios, comunitarios, cooperativos,sindicales, universitarios, públicos estatales y no estatales de arraigo local. Ese es el fondo de la cuestión que se esconde en el palacio de Tribunales.
Néstor Piccone
26/08/2013

VOLVER A LA LEY DE MEDIOS

Hablar del monopolio mediático no nos exime de analizar qué se entiende por batalla cultural.
Hablar del monopolio mediático nos obliga a volcar en estas líneas algunas visiones de lo que nos dejaron los Medios en esta semana post-PASO. Del triunfo de Sergio Massa y la derrota potencial (ya que la elección se define en octubre) que sufrieron muchas gobernaciones como Catamarca, La Rioja o San Juan. Todas provincias atravesadas por la mal discutida explotación minera.
La oposición política hizo campaña adaptándose a los guiones   escenarios montados por el monopolio mediático. Así se encaramaron sobre el texto que hablaba de fin de época, de  un gobierno que dividió a la Argen de Tina, del cepo cambiario, de la inflación, de la necesidad de volver a endeudarse.  Del general Cesar Milani, de Lázaro Baez y Cristóbal López.
Falló la comunicación, es el latiguillo que los críticos internos utilizan cada vez que el kirchnerismo sufre una derrota. En los últimos 8 meses el gobierno no obtuvo lo que esperaba en los estrados judiciales por lo menos en dos oportunidades: el 7 D y luego con la denominada Democratización de la Justicia. El domingo 11 de agosto, por si hiciera falta subrayarlo, la sensación política que dejó el recuento de  votos es que no queda ningún resto para la reelección. La campaña de Clarín ganó en estos temas. Hasta logró el adverso 6 a 1 con que la Corte Suprema clausuró la Reforma Judicial.
Pero ¿el problema es la comunicación? y el Grupo Clarín ¿es tan poderoso?
El problema es siempre político y Clarín no está solo. La autonomía política renovada y recuperada en los últimos 10 años por una serie sucesiva de actos revolucionarios definidos por Néstor y Cristina no alcanzaron, según la lectura generalizada de oficialistas y opositores, para impedir que el discurso mediático impusiera su agenda.
Clarín es parte de un dispositivo tecnológico, político, económico que a escala planetaria articulan los Grandes Grupos Económicos Transnacionales (GGET) acotando al mínimo el poder de decisión de los gobiernos y la autonomía político-económica de los pueblos.
La batalla cultural no sólo se da en los Medios, como cree la política en general.
La organización de quienes manejan los Medios no necesita una coordinación diaria. Sobre la base de las coincidencias ideológicas y de Proyecto existe un hilo conductor que une al Grupo Clarín, con el holding Vila-Manzano y los socios menores como Monetta y Hadad, los que -a través de la red conceptual-  imponen su ideología a todos  los demás medios incluyendo a algunos manejados por empresas afines al gobierno y hasta estatales. Porque el problema es político y de disputa de poder. Unos sometidos al veredicto popular, otros no.
La organización de quienes no manejan los Medios requiere de una coordinación diaria.
Perón que, durante más de 4 años manejó LR 3 Belgrano TV Canal 7 no logró hacer un medio peronista. La ideología de los medios quedó impregnada de la impronta comercial, liberal y de mercado que tiñe la historia de la radiodifusión argentina.
La Ley de Medios, que muchos confunden con los 4 artículos que se tramitan en la Corte Suprema de Justicia, no nació para enfrentar al Grupo Clarín, sino para dar una pelea popular, política y económica contra el Proyecto de la concentración económica y la extranjerización. En la Ley 26.522 está el texto con el que, bien aplicado, se pueden sumar algunas herramientas para ganar la batalla cultural. Impedir, desde el Proyecto Nacional y Popular, que se impongan los conceptos que en nombre de los GGET, despliegan los cortesanos del Grupo y su bufón.
La construcción de la Ley dejó también algunas muestras organizativas de cómo con unidad en la diversidad se puede sumar aliados para ganar la batalla. De cómo, reconociendo la fragmentación social y política de los argentinos, se puede construir el Frente Nacional para dar la pelea con los dueños de la pelota y no con los suplentes.
El problema siempre es político-ideológico y no mediático y eso no se resuelve con un punto más de rating sino con unidad, organización y comunicación.

Néstor Piccone

20/08/2013