domingo, 27 de mayo de 2012

LA LEY DE MEDIOS Y EL DOLAR

Con una presidenta asumiendo día a día con más fuerza el liderazgo del proyecto nacional y popular (pero avisando que nadie es eterno), la Corte Suprema de Justicia, por unanimidad, movió una pieza clave en el tablero de la aplicación de la Ley de Medios.

La palabra de la presidenta Cristina Fernández resulta cada vez más esperada. Y el 25 de mayo en Bariloche hizo honor a esa expectativa. Habló de los temas de la semana pero sin abandonar la perspectiva histórica: el dólar y los agoreros de siempre; Angola y la lucha por la independencia reivindicando a negros, mulatos y pueblos originarios. Recordó para propios y extraños cuales son las ideas que la sostienen y por dónde va la cosa. Explicó de qué se trata vivir con lo nuestro.

Juan Manuel Abal Medina defendió la necesidad de la Ley de Medios para enfrentar las mentiras diarias de los Medios.

Clarín, la Nación y Perfil volvieron con la agenda con la que intentan demoler el poder acumulado en los últimos años por el campo popular de la mano de Néstor y Cristina Kirchner. Boudou y el dólar blue están en la cima de esa tabla. Lanata brilla en un cielo sin estrellas con 20 puntos de rating apoyado por el aparato de Clarín. Y ya se viene Tinelli, mientras Telefé domina con la ficción. Boca avanza en todas las canchas, mientra River duda.  Y la nave va...meciéndose en las turbulentas aguas de la batalla cultural.

La desmonopolización no es un hecho legal. La acción de desmonopolización no es tarea de una sola persona, ni institución. No es responsabilidad de un solo actor. Nada nos garantiza que los espacios que se abren serán ocupados por una multiplicidad de nuevas voces.

Como bien apuntó la Corte Suprema, a Clarín poco le importa la libertad de expresión, lo que no quiere  es perder el negocio que implican los abonados al cable que concentra en todo el país. Ese es el fondo de sus presentaciones. Más de la mitad de los argentinos que quieren ver televisión dependen de los cables que maneja el Grupo.

Por otro lado las organizaciones sociales, sindicales, de pueblos originarios, microempresas, cooperativas y comunitarias que bregan por entrar a las grandes ligas de la comunicación tienen dificultades organizativas, de persona jurídica y hasta de concepción para romper culturalmente la concentración.

La Corte Suprema fijó el 7 de diciembre de 2012 como último plazo para que Clarín presente su plan de adecuación a la Ley. En paralelo los demás Grupos deberán hacer lo mismo; por su parte el Estado debe trabajar con hipótesis reales sobre la construcción del nuevo mapa de medios y las provincias, los municipios, las universidades, las microempresas, los sindicatos deberán construir las alianzas necesarias para ocupar el espacio. No será una tarea fácil. Es una batalla  (cultural) y aunque el tiro de la Corte fue certero nadie debería dormirse en los laureles.

El mundo enfrenta una de las crisis económicas más profundas. El gobierno de Cristina, en 2008 como lo hace hoy, supo enfrentar la caída financiera a escala universal con una batería de medidas a favor de mantener el trabajo y la producción nacional. No es el camino elegido por los líderes neoliberales que encabezan Merkel y Obama, ellos siguen imponiendo el dogma neoliberal que se comió millones de puestos de trabajo en la era Menem-De la Rúa. Exigen ajuste interno a los países como Italia, España o Grecia mientras protegen su economía cerrando sus fronteras económicas. Aunque Argentina no está en esa agenda, los gurúes criollos siguen promoviendo  planes de ajuste, dólar libre y  apertura económica. Funcionales al régimen internacional, los periodistas del Grupo CNP trabajan consciente o inconscientemente para lograr ese objetivo. Por eso exageran una corrida cambiaria y azuzan a la gente con el dólar.

La aplicación de la Ley de Medios no termina con las mentiras, pero si logramos que las voces se multipliquen, que la agenda mediática incluya a todas las provincias, que la página internacional vuelva a informarnos de lo que pasa en el mundo, estaremos contribuyendo a que un pequeño porcentaje de argentinos que corre tras el dólar no se lleve puesto a millones de argentinos que nunca vieron ni verán un dólar.


Néstor Piccone

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