Ningún árbol, por más
grosso que sea, puede tapar el frondoso bosque que hoy se expande por la
Argentina y el mundo de la mano del proyecto que dirige Cristina Fernández de
Kirchner y por las decisiones que toma con un sorprendente manejo de los
tiempos (políticos y mediáticos).
Desde la promulgación de la
Ley de Medios que no vivíamos un acto revolucionario de tan alto impacto real
con incidencia en el simbólico colectivo como el que pudimos compartir el
pasado lunes 16 de abril.
Cristina sabe y lo dijo, que
la recuperación de YPF trascenderá a las generaciones que compartimos este
momento histórico.
CUERPO SOCIAL. La ciencia siempre
viene en socorro de las ideas. Esta semana queremos apoyarnos en los aportes
del psicoanálisis. Desde ese lugar observamos los padeceres que los argentinos
como cuerpo y mente social venimos sufriendo.
Cuando el menemismo, a
través de las privatizaciones, introdujo el neoliberalismo en la Argentina,
nadie alcanzó a medir las terribles consecuencias que ese modelo nos traería como
sociedad, una sociedad ya lacerada por las agresiones del terrorismo de Estado.
Martínez de Hoz-Videla,
Alemann-Galtieri con Malvinas, y Menem-De la Rúa-Cavallo con las
privatizaciones implican una secuencia inolvidable que se mide en desocupación,
hambre, miseria y transnacionalización de la economía. Pero hay más.
La desconfianza entre
pares, la pérdida de valores, la desesperanza, la falta de proyectos que
permitieran a los jóvenes pensarse en un futuro, la despolitización, la
fragmentación del cuerpo social puede reconocerse fácilmente en los ´90.
Pero, ¿qué significaba el
Estado para la gente? ¿En qué instituciones se corporizaba? La desaparición
forzada de los símbolos del Estado que sin solución de continuidad se concretó
en pocos meses produjo un daño inconmensurable en la psiquis de las personas.
SERIES SUPLEMENTARIAS. El ser humano tiene una
serie de instituciones en las que se inscribe, que suplementan su ser y su
hacer. La familia; la educación y la escuela; la salud y el hospital o la Obra
Social; el trabajo; la comunicación y los Medios; el transporte y sus medios;
la energía en todas sus variantes: agua, electricidad, petróleo.
Esa serie se trastocó
dramáticamente entre 1989 y 1991. La desocupación impactó en la familia, en la
salud, en la educación, en los valores. Se cuestionó el carácter público de la
educación y la salud. Los monopolios de distinto origen y nacionalidad
avanzaron sobre la energía, la comunicación y el transporte. Entel fue
Telefónica, la línea aérea de bandera cambio de tal; ferrocarriles dejó de ser
FA, YPF se rebautizó Repsol, YCF se diluyó, Agua y Energía y Segba cambiaron,
perdieron los colores y la referencia, ELMA no existió más, Astilleros se
diluyó y los puertos pasaron a manos extranjeras.
De la noche a la mañana el
cuerpo y la cabeza de los argentinos perdieron los símbolos donde podía
reconocerse y entonces el perjuicio no fue sólo económico.
El Estado (desaparecido de
los 90) era, comienza a ser y será: las empresas que detrás de cada sigla
llevan la bandera nacional. No es por falso patriotismo, es desde el campo de
la psicología que se alertó (tal vez muy débilmente) que muchas patologías
florecieron al compás de la pérdida de estos símbolos que además demostraban la
fortaleza económica de nuestro país, que corporizaban la patria, que hacían
sensible a la Nación. El Estado es de nosotros, las empresas son ajenas.
CRISTINA. Hoy Cristina con YPF vuelve
a dar anclaje real a los conceptos de patria, Nación y país. Y en eso está la
grandeza, eso la emparenta con los héroes de los siglos XlX y XX. Y esa es la
trascendencia de la renacionalización de la energía porque corrige y al mismo
tiempo inscribe en la historia una secuencia que une los objetivos de Moreno y
Belgrano, con los de los caudillos provinciales, con Artigas, Gaspar de Francia
y Rosas, con Yrigoyen y Mosconi, con Perón, Cámpora y Néstor Kirchner, con la
gente, con el pueblo, con nosotros.
NECESITAMOS YPF no sólo para lograr
el autoabastecimiento energético, sino para volver a tocarnos y reconocernos en
nuestras empresas estatales, la patria vuelve a palparse, está al alcance de
todos.
Néstor Piccone
22/04/2012
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