domingo, 1 de septiembre de 2013

EL MEJOR CAPRILE QUE SUPIERON CONSEGUIR

Candidatos, la movida brasileña, el desafío de los jueces y el compromiso de romper con la lógica mediática.
Sergio Massa es un audaz dirigente político, trepador y poco respetuoso de las formas y los códigos. Producto de los 90, Massa sabe que “la” embajada lo mima y conoce los códigos del Palacio kirchnerista; antes de postularse leyó las encuestas pero en clave de respetar los mandatos que aparecen en los Medios hegemónicos.
Los brasileños irrumpieron esta semana en la pantalla global con masivas movilizaciones. Los Medios que contraponían las bondades del modelo brasileño con la “mentada” debacle nacional,  se las ingeniaron para emparentar las marchas y la posibilidad de caída del gobierno de Dilma Rouseff  como el futuro inevitable para todos los modelos que contradicen el gobierno mundial.
El fallo de la Corte que por 6 jueces a 1impidió - por ahora- las medidas destinadas a democratizar la justicia;  la conformación de las listas para las PASO,  la situación de Brasil se leen en los Medios en sintonía con el relato construido como fin de época. 
En ese escenario Massa es la expresión más clara y el mejor Caprile que supieron conseguir.
Walter Formento es un académico, profesor, dirigente social y político. Desde hace varios años milita por la democratización de la comunicación en la Coalición por una Comunicación Democrática. Desde el Centro de Investigación de Política y Economía aporta algunas ideas que no aparecen en los Medios.
 “La corporación financiera transnacional necesitó y construyó el monopolio mediático como instrumento político-partido, organizador social de los comportamientos e intereses de la sociedad. A la vez que construyó el partido político mass-mediático, destruyó los partidos políticos de masas, del pueblo-en-la-calle, en Argentina: el PJ y la UCR. Esta crisis, destrucción de los partidos políticos y construcción del partido mediático financiero se llevó adelante en medio de una lucha entre fracciones financieras transnacionales: Multinacionales Trilateralistas versus Redes Globalistas (1982-2008).” señala en uno de sus últimos textos Walter Formento.
Un hecho que preocupa a los muchos militantes que piensan como él es que como señala: “El terreno mediático como terreno de la política impone la exclusión del sujeto colectivo pueblo y el desarrollo de la multitud-de-individuos. En el terreno mediático la multitud implica la negación de la posibilidad de Ser del sujeto histórico transformador, porque bloquea el desarrollo de organizadores, de organización y de ideas-fuerza organizadoras, impide la posibilidad práctica-y-teórica de la crítica-transformación.”
En una década, Brasil y Argentina -con modelos de desarrollismo económico -pudieron incluir en la democracia  a millones de ciudadanos. Pero es bueno reconocerlo: ni Argentina ni Brasil  lograron consolidar la necesaria unidad y organización de las agrupaciones políticas, económicas, sociales y culturales destinatarias de los avances inclusivos.
Para los gobiernos populares no es fácil salir de lo que aparece como una encerrona trágica: la lógica del monopolio mediático no sólo marca agenda sino que también inocula al que debería ser el Sujeto de la transformación. Unir y organizar, empoderando a los múltiples actores sociales que apoyan y demandan no solo voto sino voz y protagonismo, no es un problema sólo de los gobiernos, es también preocupación de las organizaciones populares.
Emir Sader, intelectual brasileño y militante social señala dos debilidades del Modelo de Lula Da Silva y Dilma Rousseff: “la ausencia de políticas hacia la juventud” y no haber avanzado sobre el “monopolio privado de la comunicación… que sigue manteniendo su poder de influencia especialmente desde las cadenas televisivas”
Un fantasma recorrerá la campaña electoral enmarcada en la disputa por la necesaria continuidad y profundización del Proyecto Nacional y Popular: convencer a los candidatos y ciudadanos que estamos recorriendo el fin de una época  mientras; con discursos edulcorados, disimular que detrás de los nuevos y viejos profetas lo que se busca es restaurar el modelo neoconservador, excluyente y, si hiciera falta, violento.
Néstor Piccone
23/06/2013

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