domingo, 1 de septiembre de 2013

EL FANTASMA DE LA LEY DE MEDIOS

Cristina se carga sobre sus espaldas la campaña electoral. El sábado en Santa Cruz coordinando conexiones en vivo con provincias y municipios. Su campaña es el trabajo, las obras, la gestión. Su mensaje de que no es eterna crea zozobra y alegría en quienes comienzan a probarse un traje para el que no tienen ni percha.
La campaña de los otros, son parecidas: discursos, caras alegres, chicanas, mucha imagen televisiva y frases al boleo para ganar titulares en los diarios. Gente en tribunas y calles. Imágenes y poco texto. Programas y proyectos: menos. Las encuestas que vienen y van, esconden lo que no  conviene y exageran fortalezas.
Los Medios hacen la política del Proyecto neoliberal devaluador y privatista: recortan y promueven, definen la agenda que cambia según el vaivén de las encuestas.
Por suerte la reforma política de las PASO, permitirá en pocos días observar lo que quieren decir los candidatos. Esto no garantiza que hablen de política, pero la posibilidad la tienen; todos, hasta los más chicos.
En el trasfondo de esta descripción el fantasma de la Ley de Medios. Esa que entró en el último andarivel de aprobación cuando la procuradora Gils Carbó envió su dictamen a la Corte Suprema de Justicia.
Ricardo Lorenzetti lo sabe; su fallo, como el de Claudio Bonadio esta semana, impactará en la  campaña. Sin comparar el daño enorme que Jaime infringió al Proyecto Nacional y Popular, lo que diga la Corte -con respecto al monopolio mediático- definirá el hacer político por varios años.
El 6 a 1 que la Corte propinó al proyecto de democratización de la justicia cambió la percepción que los argentinos teníamos de los Supremos.
Quienes desde hace mucho peleamos por la democratización de los Medios sabemos que los artículos que están en manos de Lorenzetti definen la posibilidad de desmontar o no el sistema de cable que maneja el Grupo Clarín a través de Multicanal. Si declaran constitucional la redacción de esos cuatro puntos tal como salió del Congreso con amplio apoyo social, sindical, político y cultural, excediendo los límites del kirchnerismo, habremos avanzado de manera inconmensurable en la democratización de la democracia.
De no ser así la Ley igual dejará un piso importante para la inclusión en el sistema de Medios de los pueblos originarios, de las micro y pequeñas empresas de arraigo local, de cooperativas y comunitarias, de las personas con discapacidad, de los derechos del público, en la producción de contenidos federales hechos por pequeñas productoras.
Las instituciones de gestión que el Estado tiene, deberán doblar la apuesta para evitar que el fallo, si es adverso, no se convierta en una derrota popular. Tienen 162 artículos que hablan de la ampliación de derechos, de que la comunicación es un derecho humano, que la Ley no es para beneficiar a empresas o gobiernos sino para la gente, para el ciudadano.
La lucha continuará, y en este caso no es un slogan. Entre 1983 año de recuperación democrática y el 2009, fecha de promulgación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, nadie bajó los brazos. Por el contrario, año a año creció la unidad de quienes sabían y saben que con monopolios no hay comunicación, ni democracia, ni conocimiento. Fueron años donde toda la política se guiaba por la agenda de Clarín. Cristina rompió con ese sino y aunque no es eterna, pasará a la historia por el atrevimiento y el coraje.
La Corte definirá su posición de cara a las elecciones. Lorenzetti, con el fallo, hará campaña hacia 2015, tal vez sea el único cortesano en condiciones de aprovechar la coyuntura.
Este año de 2013, lo sabíamos, es clave para el futuro del Proyecto Nacional Popular y Latinoamericano. Ninguna derrota, ni en la Corte ni en las elecciones legislativas, clausurará lo alcanzado en los últimos 10 años. 
Desde el fondo de la historia, con avances y retrocesos, con muertes y desapariciones, con alegrías y tristezas el pueblo continuará su trabajo diario por la Argentina que se puso en marcha. Las derrotas y triunfos de 2013 definirán (ni más ni menos) quienes serán los que levanten las banderas de los dos proyectos que están en disputa.

Néstor Piccone

15/07/2013

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