Todo mezclado, una sucesión de hechos contra toda lógica, así es la vida en la televisión.
La gráfica sigue su camino marcando agenda, las radios desde la inmediatez hacen de puente con la televisión que es la que finalmente define cómo se vive y se siente la vida. Con qué hay que reír y con quienes llorar.
Desde la virtualidad de la pantalla se suceden los hechos y personajes que terminan formando parte de nuestra propia vida. Cada vez más los políticos, economistas, gremialistas, en la televisión terminan siendo personajes de una ficción construída en HD.
Según la ideología de los medios hegemónicos se definen los malos y los buenos; siempre bajo la administración de justicia que ejercen los periodistas, especie inapelable de Corte Suprema.
Del golpe de estado en Paraguay al ascenso de River, del desabastecimiento provocado por el paro camionero a la amenaza de descenso de San Lorenzo y Tinelli o ahora Yudica. Graduados, La Dueña, Lanata, Boca-Corinthians, Central-San Martín de San Juan. Cahrlotte Cannigia. Y otra vez: Cristina, siempre en crisis, siempre confrontando, siempre aislada aunque aterricen en Argentina el premier de China y una decena de presidentes. Scioli impávido y Moyano ahora en la pantalla todo el tiempo, expuesto hasta por sus nuevos aliados mediáticos. Intentando presentarlo como el bueno, desde las mismas lenguas falsarias que antes le dieron el rol del más malo, el peor de todos. La política es inasible para esta televisión.
Arquetipos, admisibles para la ficción, para las novelas o miniseries, se imponen forzosamente en la realidad televisiva.
Y de repente la muerte. Con todas las obscenas trampas de la espectacularización de la noticia, pero imponiéndose a la realidad de la tele.
Miércoles 27 de junio. La tele al rojo vivo. Cristina en todos los canales y gracias a la pantalla partida del 13, vemos la espera de Moyano para comenzar con su discurso de media plaza. Luego, el pase técnico, de San Luis a Plaza de Mayo. De Cristina a Moyano. Y la nave va: de vuelta a la adjudicación de sentido, alentando los exabruptos, las frases de mal gusto o disputando la condena. Por suerte en todo momento y más allá de cámaras busconas la tranquilidad se impone. Esa que nadie puede poner en riesgo (por ahora). Aunque en Chubut, los dragones…pero como queda lejos.
De repente la secuencia se corta. Cristina, Moyano, Scioli y lo imprevisto.
El sábado se aplacan las pantallas en un caso inédito y casi por unanimidad la tele pone a Badía y le reconoce su condición de buen hombre.
Badía, desde su muerte trajo la mansedumbre, los valores de la amistad y el respeto ganaron la pantalla. Badía con su muerte calmó por unas horas el clima crispado que transmiten las pantallas.
“Trascender es seguir viviendo y lo digo yo que no se nada”. J.A. Badía.
BONUS TRACK
El DSD (Diario sobre diarios) dio cuenta esta semana de la presentación que realizó el Grupo Clarín de su “multiplataforma” para anunciantes. Sin desmentir su condición monopólica, muy por el contrario, ostentando esa condición mostró la “posibilidad que tienen las empresas de publicar avisos publicitarios tanto en el medio gráfico como en el soporte online, mediante computadoras y a través de los celulares” Sin dar cuenta de los cambios que sobrevendrán a la empresa luego del 7 de diciembre, fecha límite para adecuarse a la Ley de Medios; el grupo informó que “el 44% de los argentinos consumen algunos de los productos del Grupo”. Ese número se amplía , sostuvieron, si se tiene en cuenta únicamente los habitantes de Capital Federal y Gran Buenos. En ese caso “la cifra se eleva al 54%”. En el informe también se señaló que el 32% de los argentinos “lee el diario Clarín,Ole o La Razón”, el 21% “lee alguna de las revistas del Grupo, como Viva, Genios, Ñ y Elle” y, “el 69% de los internautas consulta alguno de los sitios del Grupo”. Uno de los datos más reveladores acerca del alcance del medio fue que según los guarismos presentados por el Grupo, el “74% de sus lectores pertenece al target ABC1”
De la libertad de expresión y el derecho a la información o el respeto de la Ley, nada.
Néstor Piccone
01/07/2012
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