viernes, 25 de octubre de 2013

TRENES, CHOQUES Y COMUNICACION

Entresemana. Por Néstor Piccone
 
Llegamos al 27 de octubre de 2013 con un escenario mediático gobernado por el dispositivo tecno-económico en el que Héctor Magnetto (el CEO del Grupo Clarín) opera como Gerente de Noticias y organizador del ala conformista de la comunidad política.
La planificación del poder real finalmente se impuso a la movilización. Esa gran marcha que  multiplicó la disputa por el conocimiento, la información y el derecho a la información que se encolumnó detrás de la Ley de Medios. Aunque el saldo no le es totalmente favorable, Magnetto puede celebrar: la ley no se aplica.
El sistema de cable no se desconcentró y Multicanal sigue siendo la caja económica del grupo y en lo político: abortada la rereelección de Cristina Fernández de Kirchner, el Grupo - como vocero del stablishment-  instaló dos presidenciables: Daniel Scioli y Sergio Massa.
La Corte Suprema de Justicia  cumplió con el objetivo de llegar a las elecciones sin definir su posición, lo que terminó siendo toda una definición.
Choque tras choque el Estado va recuperando el manejo de los trenes. Florencio Randazzo asume en plenitud el desarrollo de la nueva etapa (muchos más favorable a los usuarios y al Proyecto Nacional) y desafía en conferencia de prensa a todos los medios sin ningún tipo de cortapisas, dando una clase de trenes y comunicación.
El Plan Fenix, por estos días, alerta que tanto en los trenes como en todo el Estado la nueva etapa requiere planificación. En la Comunicación también, agregamos nosotros. Es improbable que algún maquinista choque la Ley de Medios.
La Ley es aplicable pero al 27 de octubre de 2013 y luego de tres años el saldo de la gestión del Estado es desfavorable. No sólo no se torció la decisión del Poder Judicial sino que se dieron muy pocos pasos a favor del planteo filosófico de la Ley: desmonopolizar y multiplicar las voces.
La gestión del Estado, que invirtió millones de dólares en fierros y en contenidos, que promovió miles de horas en trabajo, formación y capacitación demostró su ineficiencia de cara al dispositivo tecno-económico-mediático dominante.
Sea cual fuere el resultado del domingo urge redefinir la aplicación de la Ley. El grupo Clarín no sólo ganó demorando los cuatro artículos que están en la Corte Suprema sino que también siguió imponiendo agenda. Los oligopolios que primero enfrentaron a la Ley y hoy (con una dudosa adecuación a la misma) aparecen como cercanos al Estado y al gobierno no cambiaron el modelo de producción monopólico.  Fueron sucedáneos del mismo y en una escala menor reprodujeron  y acompañan la agenda del Grupo, a veces reflejando en un espejo distorsionado lo que el Poder intenta ocultar.
La derrota que no debería ser no es la derrota electoral. No hay que llamar a engaño: el fallo de la Corte, si es favorable, no logra la aplicación de la Ley y de ser adverso no anula  la lucha de miles de organizaciones y comunicadores. Hay vida después del 27 de octubre y después del fallo de la Corte.
Para aplicar la Ley es necesario que el Estado unifique sus políticas de comunicación, que haya una coordinación de grado superior que -tal como lo explicita la misma Ley- no  puede quedar en manos del órgano de aplicación. Escapan a la materia que administra AFSCA lo producido por la convergencia tecnológica  (internet y telefonía, para mencionar algunos ejemplos) y tampoco es su métier  la articulación sociocultural  entre Educación y Comunicación.  Comunicación es más que prensa y difusión, es más que administración de Medios, es una política de Estado. Así lo entiende el Grupo Clarín y en esa línea opera como un Estado adentro del Estado.
El Frente para la Victoria y el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner son quienes han sostenido políticamente tratamiento y promulgación de la Ley y lo hicieron en una alianza político- social que garantizó llegar al Congreso y salir de allí con éxito. Ese es un avance histórico que quedará entre las páginas más heroicas de la gestión de Cristina Fernández
Esa coalición político-social-económico-cultural es la que hay que recrear para que en el 2015 haya un nuevo mapa de medios y que no tengamos que volver a Elegir el Mal Menor como figura a la presidencia de la Nación.
Los representantes actuales del Mal Menor son los mismos que durante 26 años impidieron la derogación de la Ley de Radiodifusión de la Dictadura y son los que por impericia, desconocimiento, conservadurismo o acuerdo político  nunca se atrevieron como lo hizo Cristina Fernández de Kirchner a avanzar en la democratización de la comunicación.
25/10/2013

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