Entresemana. Por Néstor Piccone
Llegamos al 27 de
octubre de 2013 con un escenario mediático gobernado por el dispositivo
tecno-económico en el que Héctor Magnetto (el CEO del Grupo Clarín) opera como
Gerente de Noticias y organizador del ala conformista de la comunidad política.
La planificación del
poder real finalmente se impuso a la movilización. Esa gran marcha que multiplicó la disputa por el conocimiento, la
información y el derecho a la información que se encolumnó detrás de la Ley de
Medios. Aunque el saldo no le es totalmente favorable, Magnetto puede celebrar:
la ley no se aplica.
El sistema de cable no
se desconcentró y Multicanal sigue siendo la caja económica del grupo y en lo
político: abortada la rereelección de Cristina Fernández de Kirchner, el Grupo
- como vocero del stablishment- instaló
dos presidenciables: Daniel Scioli y Sergio Massa.
La Corte Suprema de
Justicia cumplió con el objetivo de
llegar a las elecciones sin definir su posición, lo que terminó siendo toda una
definición.
Choque tras choque el Estado
va recuperando el manejo de los trenes. Florencio Randazzo asume en plenitud el
desarrollo de la nueva etapa (muchos más favorable a los usuarios y al Proyecto
Nacional) y desafía en conferencia de prensa a todos los medios sin ningún tipo
de cortapisas, dando una clase de trenes y comunicación.
El Plan Fenix, por estos días, alerta que
tanto en los trenes como en todo el Estado la nueva etapa requiere planificación. En
la Comunicación también, agregamos nosotros. Es improbable que algún maquinista
choque la Ley de Medios.
La Ley es aplicable pero
al 27 de octubre de 2013 y luego de tres años el saldo de la gestión del Estado
es desfavorable. No sólo no se torció la decisión del Poder Judicial sino que se
dieron muy pocos pasos a favor del planteo filosófico de la Ley: desmonopolizar
y multiplicar las voces.
La gestión del Estado,
que invirtió millones de dólares en fierros y en contenidos, que promovió miles
de horas en trabajo, formación y capacitación demostró su ineficiencia de cara
al dispositivo tecno-económico-mediático dominante.
Sea cual fuere el
resultado del domingo urge redefinir la aplicación de la Ley. El grupo Clarín
no sólo ganó demorando los cuatro artículos que están en la Corte Suprema sino
que también siguió imponiendo agenda. Los oligopolios que primero enfrentaron a
la Ley y hoy (con una dudosa adecuación a la misma) aparecen como cercanos al
Estado y al gobierno no cambiaron el modelo de producción monopólico. Fueron sucedáneos del mismo y en una escala
menor reprodujeron y acompañan la agenda
del Grupo, a veces reflejando en un espejo distorsionado lo que el Poder intenta
ocultar.
La derrota que no debería
ser no es la derrota electoral. No hay que llamar a engaño: el fallo de la
Corte, si es favorable, no logra la aplicación de la Ley y de ser adverso no
anula la lucha de miles de organizaciones
y comunicadores. Hay vida después del 27 de octubre y después del fallo de la
Corte.
Para aplicar la Ley es
necesario que el Estado unifique sus políticas de comunicación, que haya una
coordinación de grado superior que -tal como lo explicita la misma Ley- no puede quedar en manos del órgano de aplicación.
Escapan a la materia que administra AFSCA lo producido por la convergencia tecnológica
(internet y telefonía, para mencionar
algunos ejemplos) y tampoco es su métier la articulación sociocultural entre Educación y Comunicación. Comunicación es más que prensa y difusión, es
más que administración de Medios, es una política de Estado. Así lo entiende el
Grupo Clarín y en esa línea opera como un Estado adentro del Estado.
El Frente para la
Victoria y el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner son quienes han
sostenido políticamente tratamiento y promulgación de la Ley y lo hicieron en
una alianza político- social que garantizó llegar al Congreso y salir de allí
con éxito. Ese es un avance histórico que quedará entre las páginas más heroicas
de la gestión de Cristina Fernández
Esa coalición
político-social-económico-cultural es la que hay que recrear para que en el
2015 haya un nuevo mapa de medios y que no tengamos que volver a Elegir el Mal
Menor como figura a la presidencia de la Nación.
Los representantes actuales
del Mal Menor son los mismos que durante 26 años impidieron la derogación de la
Ley de Radiodifusión de la Dictadura y son los que por impericia,
desconocimiento, conservadurismo o acuerdo político nunca se atrevieron como lo hizo Cristina
Fernández de Kirchner a avanzar en la democratización de la comunicación.
25/10/2013
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