lunes, 20 de mayo de 2013

VIDELA, MASSA, LANATA Y VANDOR


Increíblemente los editorialistas de La Nación y Clarín dejaron pasar este fin de semana sin hablar demasiado o casi nada sobre la muerte del dictador Jorge Videla. Los obsesiona la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el cumpleaños número 10 del gobierno kirchnerista y la posibilidad de una reelección  a través del resultado electoral exitoso que temen se concrete en las legislativas.

Están lejos de los sentimientos de la mayoría de la gente. Ningún argentino nacido antes, durante o después de la dictadura militar genocida pudo dejar de conmoverse con la noticia de la muerte de un emblema de la  misma muerte. El apuro por la restauración conservadora los tiene locos y entonces no hablan de la noticia de la semana.

El viernes 16 a las ocho de la mañana (de alguna manera) los argentinos volvimos a pensar en aquel día gris del 24 de marzo de 1976. De todo lo que perdimos como ciudadanos, de los amigos que se llevaron, de los hijos que todavía están privados de su identidad, de lo que sufrimos, de lo que nos costó llegar a recuperar la esperanza. Y sólo los socios de la dictadura, los nuevos y los viejos, apuran salir de este momento cuanto antes.

Videla como antes Lopez Rega, como Massera o Galtieri, Suarez Mason, Menéndez militaron por la muerte y mueren inscribiendo su nombre en la historia más negra de la Argentina. De allí no los sacará nadie.

No podrán escribir la historia como hizo Mitre y contar solo una parte de la misma en la que Ellos son los héroes.

Los libros de historia de las épocas por venir dirán que los gobiernos de Raúl Alfonsín  y Néstor y Cristina (los Kirchner)  cada uno a su manera avanzaron con juicios históricos, que, sumados, hicieron posible el Nunca Más. Los Kirchner, además, pudieron reivindicar a los militantes de los 70 y se abrazaron a las Madres, a las Abuelas, a los Hijos organizaciones surgidas de la Memoria que sólo encontraron Verdad y Justicia porque no bajaron los brazos en los 30 años de democracia.

Pero a Ellos les preocupa bajar a Cristina, que se derogue la Ley de Medios, que Clarín no pierda la conducción política de la oposición y que con un triunfo de: vaya a saber quien, recuperen un gobierno dócil a los dictados de los grupos económicos concentrados y transnacionales.

“Tengo un mes para convencer a estos de lo que hay que hacer. Yo soy a-ideológico, yo sé para que lado va la política y por ese camino avanzo.” En agosto de 2008, en la misma residencia de Olivos y apenas Cristina Fernández cerró la puerta y quedó frente a sus interlocutores del área de Medios del gobierno nacional, Sergio Massa definió el camino que seguiría de allí en más. Irrespetuoso, soberbio, el hoy niño preferido del establishmentt, duró apenas un año en la Jefatura de Gabinete, heredando el espacio que hasta ese momento había ocupado un personaje muy parecido a él: Alberto Fernández.

Los Grupos concentrados de la economía y su brazo armado: los Medios hegemónicos van tirando nombres de candidatos.

 Macri y De la Sota, esta misma semana, jugaron decretos a favor de una libertad de prensa que de prosperar se convertirían en un cepo al derecho a la información y a la libertad de expresión. Se candidatean dando señales a los Medios.

Lanata, desde el renovado espacio logrado a la sombra del poder real, intenta emparentar a Videla con la política del kirchnerismo. Más audaz que los editorialistas habituales no trepida en atacar a Cristina, se burla de Néstor y cuando Susana Trimarco lo enfrenta, la denuncia por corrupción.

En la película Puerta de Hierro, con un Víctor Laplace en una excelente caracterización de Juan Domingo Perón, hay una escena que cruza al General con el sindicalista Augusto Timoteo Vandor. Nervioso como Judas en la última cena, el Lobo, escucha a Perón quien le explica que la traición se paga y que son los que más poder tienen los que aprietan el gatillo. Perón-Laplace denuncian a la CIA como brazo ejecutor del crimen del dirigente metalúrgico.
El Perón de Laplace preanuncia la tragedia nacional, esa de la que bien se iba a apropiar Videla, un cadete obsesivo que con su obediencia de vida, armó la base del modelo económico-político-mediático que resiste la consolidación  “de la democracia sin fin.”


Néstor Piccone


20/05/2013

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