lunes, 20 de mayo de 2013

El PROBLEMA NO ES SOLO MAGNETTO

A veces uno mismo pone en cuestión sus visiones de la realidad, esas que al no estar convalidadas masivamente parecen una construcción delirante.
 
Pero esta semana que pasó, el dispositivo tecno-económico-mediático hizo una demostración de poder pocas veces vista.
 
La historia arrancó el domingo 14 con el promocionado programa de Jorge Lanata el que con su despliegue mantuvo al aire, durante una semana, la denuncia contra el empresario santacruceño Lázaro Baez. Tanto que logró que el día viernes éste se pusiera frente a cámara para decir que iría a la Justicia.
 
Pero la política se metió en la grilla por los resquicios del modelo comunicacional concentrado y hegemónico;  y lo hizo con fortaleza ideológica en un juicio que sólo es posible por el marco político que se construye  en la Argentina desde el 25 de mayo de 2003.
 
Hace una semana alertamos sobre la violencia de la derecha vernácula, pero no sabíamos de que manera lo verbalizado se convertiría en acciones directas: en Venezuela murieron 7 militantes chavistas a manos de las fuerzas impulsadas por la negación del candidato Henrique Capriles y el gobierno de EEUU a reconocer el  triunfo electoral de Nicolás Maduro. En Buenos Aires, la mediática Lilita Carrió alentó que se parara la votación de los Proyectos democratizadores del Poder Judicial, poco menos que tomando el Congreso. Un grupúsculo no identificado intentó ingresar al mismo rompiendo las puertas. En la Plaza de Mayo los periodistas de los medios públicos fueron agredidos. Para la derecha la tolerancia es igual a cero. Y esta semana van por todo, según amenazan.
 
Pero la conducción no es del Grupo Clarín, ni de Héctor Magnetto, es un dispositivo que integra recursos técnicos, políticos y económicos, que tiene aliados nacionales e internacionales. Aliados que pueden incidir en el valor del dólar y garantizar una escalada en los precios de muchos productos, generando la inflación que luego adjudican al gobierno o al desgobierno, según les convenga  enunciarlo.
 
José Pedraza fue condenado. El fallo fue explicitado de manera coloquial y en el didáctico relato el juez Horacio Dias, por primera vez en la historia de los juicios que tienen su origen en un crimen político, se desnudó la trama secreta que une a las patotas asesinas con sus mentores ideológicos.
 
 Pero el dispositivo, en  guerra declarada contra el Proyecto Nacional, como sucede en toda guerra: con el arma de la mentira, lo primero que sustrae es la verdad.
 
Desde antes del  Domingo 14, se promociona la denuncia de Jorge Lanata. El lunes 15, comienzan las especulaciones mediáticas en empresas que no son del grupo Clarín.
Martes 16 los denunciantes que dieron encarnadura al programa de Lanata comienzan a desmentirse; primero Leo Fariña, luego  Federico Elaskar.
 
Miércoles 17, la 105 Conferencia episcopal alerta que la celeridad con que el Kirchnerismo pretende tratar la reforma judicial, “corre el riesgo de debilitar la democracia republicana.” Los medios  titulan reforma express.
 
Con gran publicidad el sindicato de los judiciales que dirige el moyanista  Julio Piumato, en un acto público, oficializa un paro de tres días. Un puñado de opositores se semiabrazan Tribunales en línea de adueñarse de la marcha que se viene el 18A. No asisten al debate del Congreso pero dan conferencias de prensa.
 
Ese mismo día la Cámara en lo Civil y Comercial Nª 1, luego de pujar por la inconstitucionalidad del art. 161 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, saca un fallo - a la medida de Clarín- que deja de lado el mencionado artículo y precisa con su texto lo que el Grupo viene reclamando: que no le toquen el cable, desde donde maneja lo que el 60 por ciento de los argentinos ven por su televisor.
 
El jueves, impactando en medios propios y marcando agenda en los medios públicos y de los medios privados no hegemónicos, se concreta la caceroleada y la primera marcha donde los Medios hegemónicos promueven que asistan los políticos opositores, garantizándole cuidada cobertura.
 
Los Medios dicen que esta vez la mayoría de la gente que marchó ya no reclamó tanto por la inseguridad sino contra la corrupción y contra los empresarios kirchneristas, pero además pidió a los políticos que se unieran. Si no es con un dispositivo ¿cómo se logra semejante movida?
 
Algunos todavía descreen del valor de la Ley de Medios para dar la batalla cultural por la verdad. Más tarde o más temprano este objetivo (que no es ningún delirio) se logrará, cuando no quede en pie el modelo monopólico y por fin se escuche  la multiplicidad de voces.

 
 
Néstor Piccone
 
22/04/2013

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