“El olor a pis y el frío”
La
memoria es un acto a veces provocado por la conciencia, pero para
lograr su objetivo el cuerpo pone en funcionamiento una serie de
mecanismos que permiten unir el pasado con el hoy, con el ahora. Los
hechos memorables de la vida de cada uno (y otros que se incorporan a
nuestra vida sin que nos demos cuenta) se pegan en distintas partes del
cuerpo, esas que tal vez accidentalmente nos hacen rememorar hechos del
pasado.
Pilar
Calveiro quien, a mi gusto, ha descrito los campos de concentración
como nadie; abrió con todo respeto los hechos cotidianos de quienes
estuvieron detenidos- desaparecidos. ¿Qué pasaba en los días, meses o
años que alguien debió padecer chupado sin que sus amigos y familiares
supiera si estaba vivo o muerto? ¿Qué pasaba en las horas donde no se
los torturaba directamente?
Quienes estaban detenidos-desaparecidos, fueron
reducidos de sujetos a objeto. Los desaparecedores se imponían como
dueños de la vida, podían decidir la muerte por cualquier causa. El pis y
el frío, sensaciones y olores que disparan otros recuerdos de aquellos
días en los que la subjetividad fue sometida con el objeto de
contradecir los propios valores de desconfiar de uno mismo. Pero ¿cómo rememoran quienes estaban afuera? ¿desde qué olores y sensaciones? ¿qué valores fueron puestos en juego?
Cualquiera
podía desaparecer, no sólo quienes estuvieran en la lucha armada. Hay
miles de casos que lo demuestran. Entre el año 76 y el 83 el país fue
una gran cárcel, de acciones promovidas para quebrar la solidaridad, la
unidad, la amistad, hasta el amor de madre o padre a hijo y también al
revés.
Nadie atravesó esa época sin
que el poder desaparecedor lo obligara a optar; desde los que sometidos
a la tortura y antes de dar a conocer, lo que podía ser una verdad,
pudieron tener de una vez y para siempre el límite de resistencia física al dolor, límite que
a toda hora no es igual, ni todos los días es lo mismo. Límite físico
que, superado o no, igual implicaba poner en cuestión los valores
asumidos como propios.
Pero
afuera también. En todas las categorías sociales, en la prensa, entre
los periodistas, en todas las jerarquías, en todos los barrios: desde el
más rico al más pobre. Algunos eligieron la
negación, otros el silencio, la delación, la huida. Lo que para algunos
podría significar un acto de heroísmo, para otros fue visto como
cobardía. Las miserias humanas quedaron a cielo abierto y silenciadas.
Una misma persona, puede haber producido un hecho de cobardía y en su
misma historia un reconocido acto de heroísmo. Desde el campo de
concentración a la calle.
Las
marchas por la memoria no empezaron a ser masivas sino hasta 20 años
después de 1976. Y desde allí hasta hoy, con diferencias de quienes
marchan o caminan cada 24 de marzo, se convoca a la memoria. 20 años
para salir todos a la calle. Pero como en ningún otro lugar en el mundo,
a 37 años, un genocidio se resignifica tan masivamente como en
Argentina. Un dato no menor, la memoria nacional quiebra el mito del
eterno presente un invento al que nos pretenden someter desde la cultura
mediática. Esa en la que no hay pasado, el presente es continuo y el
futuro no importa.
Los que no vivieron la
dictadura tienen la posibilidad de conocer, año a año lo que pasó.
Desde 2003, con los derechos humanos convertidos en política de Estado y
los juicios que el Poder Ejecutivo milita junto a las organizaciones, todos
los días podemos acceder a algo de aquel secreto. Camadas de niños y
jóvenes, cada 24 de marzo, pueden escuchar de sus padres, familiares y
amigos negaciones, silencios, testimonios vividos, relatos, mentiras y
verdades. Como en aquel momento nadie queda exento de poner en acción su
memoria. Y eso incluye a los ideólogos de los desaparecedores, esos mismos que -hoy -promueven el modelo económico, social y cultural de la dictadura.
La disputa continúa. Rasgos de la derrota popular perduran, en los actos de desconfianza
social; en los fraccionamientos políticos con el surgimiento de cientos
de organizaciones y corrientes. El triunfo está en las generaciones que año a año optan por la memoria contra el olvido (imposible). Por la verdad y la justicia.
Néstor Piccone
25/03/2013
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