Dos nombres y un apellido. Dos nombres pero podrían ser cuatro apellidos: Fernández de Kirchner, Bergoglio y Magnetto.
La
 mediatización de la palabra hacen que, todos los días, los personajes 
de la realidad cotidiana se acerquen a la vida de la gente, pero la 
popularidad no es para todos.
Magnetto pelea por el poder desde el diario Clarín y de los 300 canales  (de cable) desde donde se  impone al 60 por ciento de los argentinos.  Incide en el pensamiento del ciento por ciento de  los nacionales a través de su capacidad de marcar agenda y de bajar  línea
 a políticos de oposición y algunos empresarios. Su mensaje es 
permanente, su relato se construye minuto a minuto. No tiene pausa, con 
una inversión económica mínima, gana inmensa presencia simbólica. Su 
construcción de poder, se logra por imposición y en oposición a la Ley 
de Medios. Lo hace  a través de mantener clientes cautivos, de condicionar  bajo  amenaza
 de lapidación a quien lo confronte y de otorgar minutos de fama a 
quienes se subordinen a su línea político-editorial. Es un liderazgo 
ganado totalmente desde el autoritarismo y el chantaje.
Esta
 semana, rica en noticias reales, un acto kirchnerista, que pasó casi 
desapercibido en los medios, demostró la efectiva construcción de poder y
 liderazgo que pone a Cristina por sobre cualquier otro dirigente 
argentino.
En
 Paraná se juntaron los jóvenes con los gobernadores de la mayoría de 
las provincias. En tres horas, que sólo pudieron seguirse en vivo por 
CN23, se observó claramente los apoyos con que cuenta CFK para ser 
reelecta o por lo menos para ganar las elecciones de octubre. Y aunque 
todos los discursos parecían decir lo mismo, al escucharlos atentamente 
se vio la diversidad y los matices (cuando no contradicciones) que 
tienen los que cuentan con poder territorial provincial pero que 
consideran fundamental que Cristina y el Proyecto continúen después del 
2015. El  hecho 
de que pocos argentinos pudieran verlo desmiente que el contrapoder 
mediático oficial puede imponer agenda. Si el acto hubiera sido de la 
oposición, la transmisión habría llegado en cadena privada  y con el impacto en la red oficial lo hubiera visto todo el mundo.
Pero
 en la construcción de poder (en crecimiento desde hace 10 años) hay más
 datos. ¿Qué gobierno puede, como lo hace con Guillermo Moreno, abrir 
una negociación con los bancos para que bajen los porcentajes que cargan
 en las tarjetas? ¿Quién, sino conserva su poder, está en condiciones de
 obligar a tribunales yanquis a discutir cuánto se puede pagar a la 
banca buitre, y además comprometer positivamente en el juego a gobiernos
 de países desarrollados? ¿O qué gobernante puede abrir las sesiones del
 Congreso con una propuesta democratizadora de la justicia y seguir 
sumando adherentes, inclusive en la mismísima Corte? Ni aislada ni en 
decadencia.
Magnetto,
 además de ir quedando aislado empresarial y mediáticamente, a contrario
 sensu va logrando reducir el poder de aquellos políticos que cobija.
Argentino, peronista y jesuita; lo de Bergoglio es diferente. Francisco se construyó como líder con otro modelo. 
Está
 claro que no es kirchnerista, pero también es destacable que sabe 
acumular sobre la base de la palabra, la discreción y una gran capacidad
 de liderazgo. Y el desafío que enfrenta no es menor. Queda claro que no
 fue electo para definir los problemas que la oposición argentina tiene 
para enfrentar el poder kirchnerista, tampoco para sacarlos de su 
mediocridad. 
Suma apoyos en la izquierda nacional y latinoamericana, desde Perez Esquivel y Alicia Oliveira a Leonardo Boff, Nicolás Maduro o Rafael Correa y también tiene detractores vernáculos malamente acusados por la curia romana como lo hiciera con H. Verbitsky y Página 12 tildándolos de anticlericales. Las diferencias existen y el derecho a ejercerlas es tarea de cualquier construcción de poder popular.
Cristina,
 en nombre de todos los argentinos, será la primera mandataria del mundo
 en inaugurar el primer encuentro político explícito de Francisco. Ambos
 inscribirán en la historia dos nombres que, a su modo, construyen poder
 sin depender de los Medios.
 Néstor Piccone
18/03/2013 
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