miércoles, 10 de abril de 2013

FRANCISCO,CRISTINA Y MAGNETTO

Dos nombres y un apellido. Dos nombres pero podrían ser cuatro apellidos: Fernández de Kirchner, Bergoglio y Magnetto.

La mediatización de la palabra hacen que, todos los días, los personajes de la realidad cotidiana se acerquen a la vida de la gente, pero la popularidad no es para todos.

Magnetto pelea por el poder desde el diario Clarín y de los 300 canales  (de cable) desde donde se  impone al 60 por ciento de los argentinos.  Incide en el pensamiento del ciento por ciento de  los nacionales a través de su capacidad de marcar agenda y de bajar  línea a políticos de oposición y algunos empresarios. Su mensaje es permanente, su relato se construye minuto a minuto. No tiene pausa, con una inversión económica mínima, gana inmensa presencia simbólica. Su construcción de poder, se logra por imposición y en oposición a la Ley de Medios. Lo hace  a través de mantener clientes cautivos, de condicionar  bajo  amenaza de lapidación a quien lo confronte y de otorgar minutos de fama a quienes se subordinen a su línea político-editorial. Es un liderazgo ganado totalmente desde el autoritarismo y el chantaje.

Esta semana, rica en noticias reales, un acto kirchnerista, que pasó casi desapercibido en los medios, demostró la efectiva construcción de poder y liderazgo que pone a Cristina por sobre cualquier otro dirigente argentino.

En Paraná se juntaron los jóvenes con los gobernadores de la mayoría de las provincias. En tres horas, que sólo pudieron seguirse en vivo por CN23, se observó claramente los apoyos con que cuenta CFK para ser reelecta o por lo menos para ganar las elecciones de octubre. Y aunque todos los discursos parecían decir lo mismo, al escucharlos atentamente se vio la diversidad y los matices (cuando no contradicciones) que tienen los que cuentan con poder territorial provincial pero que consideran fundamental que Cristina y el Proyecto continúen después del 2015. El  hecho de que pocos argentinos pudieran verlo desmiente que el contrapoder mediático oficial puede imponer agenda. Si el acto hubiera sido de la oposición, la transmisión habría llegado en cadena privada  y con el impacto en la red oficial lo hubiera visto todo el mundo.

Pero en la construcción de poder (en crecimiento desde hace 10 años) hay más datos. ¿Qué gobierno puede, como lo hace con Guillermo Moreno, abrir una negociación con los bancos para que bajen los porcentajes que cargan en las tarjetas? ¿Quién, sino conserva su poder, está en condiciones de obligar a tribunales yanquis a discutir cuánto se puede pagar a la banca buitre, y además comprometer positivamente en el juego a gobiernos de países desarrollados? ¿O qué gobernante puede abrir las sesiones del Congreso con una propuesta democratizadora de la justicia y seguir sumando adherentes, inclusive en la mismísima Corte? Ni aislada ni en decadencia.

Magnetto, además de ir quedando aislado empresarial y mediáticamente, a contrario sensu va logrando reducir el poder de aquellos políticos que cobija.

Argentino, peronista y jesuita; lo de Bergoglio es diferente. Francisco se construyó como líder con otro modelo. 

Está claro que no es kirchnerista, pero también es destacable que sabe acumular sobre la base de la palabra, la discreción y una gran capacidad de liderazgo. Y el desafío que enfrenta no es menor. Queda claro que no fue electo para definir los problemas que la oposición argentina tiene para enfrentar el poder kirchnerista, tampoco para sacarlos de su mediocridad. 

Suma apoyos en la izquierda nacional y latinoamericana, desde Perez Esquivel y Alicia Oliveira a Leonardo Boff, Nicolás Maduro o Rafael Correa y también tiene detractores vernáculos malamente acusados por la curia romana como lo hiciera con H. Verbitsky y Página 12  tildándolos de anticlericales. Las diferencias existen y el derecho a ejercerlas es tarea de cualquier construcción de poder popular.

Cristina, en nombre de todos los argentinos, será la primera mandataria del mundo en inaugurar el primer encuentro político explícito de Francisco. Ambos inscribirán en la historia dos nombres que, a su modo, construyen poder sin depender de los Medios.



 Néstor Piccone
 
18/03/2013

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