Desde
 el año 2004 Leonel Messi es electo para integrar la selección 
argentina. Desde esa fecha y aunque no compartieran ideológicamente su 
forma de hacer el fútbol, José Pekerman, Alfio Basile, Diego Maradona, 
Sergio Batista y Alejandro Sabella  siempre lo convocaron para integrar el equipo argentino.
Nadie
 discutiría esta reelección indefinida y a partir de su reciente 
exhibición futbolística ante Uruguay en Mendoza, difícil encontrar un 
compatriota que no comparta la necesidad de que él integre y lidere el 
plantel.
Desde
 que murió Juan Domingo Perón, allá por el año1974, ninguna persona 
logró liderar el Movimiento Nacional y Popular que en la Argentina se 
conoce como peronismo. Saúl Ubaldini ocupó un lugar indiscutido en el 
sindicalismo de resistencia durante muchos años y mantuvo la llama 
peronista durante el alfonsinismo; luego vino Menem y con el 
transformismo de época intentó hacer lo mismo con el Movimiento forzando
 su inclusión  en el Proyecto Neoliberal.
La
 Comunicación, subordinada a los Grupos Económicos Transnacionales, 
creció en los 90 de tal manera que trastocó las formas del hacer 
político. Dejó el espacio público en manos de los programadores de los 
sets televisivos y para ordenar la agenda política, económica, social y 
cultural estuvo atento a lo que plantearan la tapa de los diarios. La 
convergencia tecnológica avanzó por sobre las leyes nacionales e 
internacionales poniendo el conocimiento  sólo
 al alcance de las élites. La brecha de acceso a la información entre 
pobres y ricos fue ampliándose en la medida que la acumulación y 
concentración económica quedó en menos manos.
Con
 esa matriz el poder real diseñó el modelo y sus formas de reproducción 
ideológica. Fue la época del discurso único. Pero fue Latinoamérica 
donde el diseño se puso en crisis y no por causas intrínsecas (como 
sucede en Europa) sino por la acción de los gobiernos kirchneristas de 
Argentina, del Frente Amplio Uruguayo, de los pueblos originarios de 
Bolivia, del lulismo brasileño, del socialismo a la venezolana, de 
Ecuador. Proyectos nacionales y populares convergentes. Gobiernos que 
cuestionan la gobernabilidad impuesta por el Consenso de Washington y 
emprenden su propia vía con independencia económica, autonomía política 
y  justicia social: unidos, no dominados.
El
 poder económico, concentrado, cuando no puede con sus enemigos, intenta
 condicionarlos y ponerles fecha de vencimiento. Aunque, nobleza 
obliga,  tampoco 
les permite la re-reelección a sus mejores alumnos como le sucedió a 
Menem en Argentina o Alvaro Uribe en Colombia. El poder es de los 
Grupos, no de la política.
En
 ese sentido es que los grupos mediáticos juegan y suplen a las fuerzas 
políticas opositoras. Por eso el monopolio Clarín, luego del 13/9 
intentó clausurar el debate abierto por la reelección indefinida. 
Autoritariamente intentó definir que los caceroleantes, golpe a golpe, 
cerraron una discusión que, muy a su pesar, seguirá abierta.
Partícipe
 de la reelección indefinida, aún en los tiempos de Menem, confirmo que 
esa es una discusión que el campo popular se debe. Quien esto suscribe 
recuerda haber coincidido en la mesa de la CTA nacional  (la
 de la resistencia al neoliberalismo) con Víctor De Gennaro y otros 
dirigentes en sostener que a Menem había que ganarle y no limitarlo con 
cláusulas impuestas desde el poder real y sus Medios; “ya vamos a querer
 la reelección de un gobierno del Proyecto Nacional para que pueda 
producir los cambios que tanto tiempo nos lleva.”
Rodolfo
 Walsh decía que las dictaduras venían justamente a cortar los 
desarrollos del Proyecto Nacional. Esa tesis sigue teniendo valor, 
aunque no haya golpes militares, pero sí destituciones golpistas.
Hay
 fechas que ordenan la agenda. El 7 de diciembre es una de ellas. Todas 
las acciones que se emprendan estarán destinadas a definir (de un lado y
 del otro) si el Proyecto Nacional tiene continuidad o no.
Del
 mismo modo en 2015 habrá otra pulseada. Mientras el Movimiento siga 
profundizando, el Proyecto Nacional y Popular tendrá continuidad; con el
 liderazgo de Cristina, como sucede con el modelo brasileño donde Lula 
dirige y acumula poder popular sin ser candidato a nada.
El Proyecto tiene más caminos que el intento restaurador neoliberal, tiene más cuadros e iniciativa política.
Y
 esto es lo que hay que incluir en nuestros Foros por la Aplicación de 
la Ley de medios; se trata de ver quien dirige la batuta…
Néstor Piccone
15/10/2012

Muy buena nota Néstor. Abrazo
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